El domingo llegué a Tel Aviv y allí tomé un taxi colectivo o sherut, como lo llaman ellos y llegué hasta Jerusalén. El problema es que como íbamos 9 personas y cada una iba a un sitio distinto al entrar en Jerusalén dependiendo de lo que grite cada pasajero y del humor que tenga el conductor, va recorriendo las calles para dejar a cada uno en la dirección que le decimos. Como mi hebreo no es de alto nivel y no tenía prisa, me quedé el último en la furgoneta y me llevó a las puertas de la muralla de la ciudad vieja.
Jerusalén es espectacular con su muro de más de 10 metros de altura que recorre toda la ciudad vieja. Y el interior de la ciudad bulle con los mercadillos de los árabes, los cristianos y los judíos...
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