Jerusalén se encuentra rodeada por un muro y ese muro tiene varias puertas de acceso. Son puertas medievales en piedra que se utilizan hoy en día como único medio para poder acceder al interior de la ciudad vieja. La puerta que se haya detrás de mí es la más importante, pero se encuentra tapiada. Se llama la Puerta Dorada. Cuentan que es una de las puertas originales de la ciudad de Herodes, lejos, muy lejos en el tiempo. Según la tradición judía, el Mesías volverá a la tierra y entrará a Jerusalén por esa puerta para el día del Juicio Final. Los musulmanes en el siglo VII la tapiaron y colocaron un cementerio musulmán justo delante (alguna tumba se puede ver a mi lado).
Ya véis que son ganas de jorobar al prójimo y de amargarle la existencia.
Enfrente de esa puerta se encuentra el Monte de los Olivos y la tumba de la Virgen. Ya veis que es un lugar que respira magia y espiritualidad por todos los poros.
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